domingo, 11 de agosto de 2013

Jane

Recuerdo cuando el barco llegó aquí. No era el primero, tampoco sería el último, pero lo recuerdo especialmente, porque ese día fue el día en que mi hermano regresó a casa después de tres días perdido en el bosque nevado. En ese barco llegó ella. La chica. No era nada fuera de lo común. Otra hija de una familia obrera. Flacucha, con las piernas y los brazos huesudos y demasiado largos, el corto y descolorido pelo castaño claro cayéndole en desordenados mechones sobre la frente. Su rostro estaba sucio y pálido, de un color enfermizo y unas enormes ojeras que enmarcaban unos ojos marrón hundidos en el rostro. Nada especial. Precisamente porque era exactamente igual a todas las chicas que iban en aquellos barcos no la miré dos veces. Jamás supe su nombre, hasta aquel día.
Recuerdo que sentí compasión por los tripulantes de aquel barco. Si esperaban una vida mejor que la que llevaban en Inglaterra, pues ya podían dar media vuelta e irse por dónde vinieron. Cuando los nuevos colonos bajaron del muelle, lo primero que hicieron fue detenerse al pie de la inestable pasarela de madera y observar con ansias aquel mundo nuevo, que como todos prometía mucho...otra cosa era que cumpliese sus promesas. Frente a ellos se alzaba Jamestown, un agrupamiento de edificaciones de madera húmeda rodeadas por una barrera de madera que si bien no era muy alta, bastaba para defendernos de los indios. Fuera del pequeño muro había unas cuantas granjas desperdigadas por las laderas y a su alrededor se extendía la costa, una intrincada maraña de oscuros bosques nevados e impresionantes peñascos. Sabía por los que habían venido antes, que no todos ellos eran granjeros, pero era fácil adivinar por sus ceños fruncidos que incluso aquellos acostumbrados a ciudades y chimeneas notaban lo difícil que sería cultivar siquiera una miserable verdura en aquella tierra dura y helada.
Acompañamos a los recién llegados al fuerte y les entregamos palas y azadones para trabajar la tierra. Le di un rastrillo a un niño escuálido que se aferraba a las piernas de su madre, no necesite más de un vistazo para saber que del siguiente invierno no pasaba.
El tiempo pasó, nuevos colonos siguieron llegando y apenas si era consciente de que ella existía. Un saludo aquí, una despedida allá. Me hubiese gustado conocerla más, pero todos teníamos cosas más importantes de las que preocuparnos. A pesar de todo, estoy seguro de haber sido siempre amable con ella, siempre.
Una noche, el invierno siguiente de la llegada de aquel barco, me desperté al escuchar que alguien aporreaba la puerta de nuestra pequeña casa. Aquello me sorprendió muchísimo. Nuestra casa se encontraba por fuera del muro, por lo que si ya era raro que alguien se tomase la molestia de venir a visitarnos, lo era aún más que lo hiciese en pleno invierno ya entrada la noche. Tan extrañado estaba que tardé unos cuantos minutos en ir a ver por la ventana. Ya habíamos tenido un ataque de los paspegh hace un año. Había que ser cuidadoso. Me asomé entra las cortinas. No pude ver mucho, pero me aseguré de que no eran indios, aquella silueta temblorosa y diminuta solo podía ser uno de los chicos de Jamestown. Le abrí la puerta, pero el muchacho no entró.
-¡La bodega!-lloriqueó-¡Se quema!, ¡la bodega se quema!
Desperté a mi madre a toda prisa y corrí  hacia la bodega. Sabía que no había nada que pudiese hacer, que si el fuego había bastado para enviar a ese chico fuera del muro, ya lo habíamos perdido todo. Pero tenía que hacer algo, tenía que correr, tenía que fingir que aún no era demasiado tarde.
Cuando llegué de la bodega no quedaban más que cenizas, toda nuestra comida, nuestro esfuerzo, ahora solo eran cenizas.
Recuerdo que entonces empezó el hambre.
Las cosechas se perdieron, el grano y la carne escaseaban. Para cuando llegó el siguiente invierno la comida solo era un lejano recuerdo. Comíamos lo que podíamos, primero fueron ratones y serpientes, luego los perros...
Llegó un punto que la desesperación era tan terrible, el hambre tan inmensa, que nos golpeábamos los unos a los otros solo por el derecho de mordisquear un pedazo de cuero. Siendo esa la situación, ¿quién podría culparnos por lo que pasó?.
El hambre ya se había llevado a familias enteras en unos pocos meses. Aquel día, salía caminar un poco. La nieve me quemaba los pies descalzos, pero no me molestaba, distraía mi mente del enorme vacío que sentía en mi estómago. Di un paseo por las callejuelas, rebuscando en busca de comida, lo que fuera. Tanta hambre...
Se formó un pequeño grupo en torno a mí, viejos rostros conocidos y demacrados, todos ellos en busca de algo que morder. Así era como cazábamos, en manada. Entonces escuchamos los pasos. Ni siquiera nos molestamos en escondernos. ¿Por qué hacerlo?
Por la esquina la vi aparecer. A ella. La chica. Me extrañó verla viva, después de todo no era alguien fuerte. Se veía exactamente igual que el resto. Apenas un montón de huesos cubierto de trapos.
No fue algo consciente, pero poco a poco comenzamos a rodearla. Ella, ocupada como estaba acarreando un balde de agua, que en ese punto era lo único que nos quedaba, no lo notó. No hasta que le cerramos el paso. Nos miró a todos, a todos y a cada uno de nosotros, sin comprender muy bien lo que ocurría. Intentó seguir avanzando, pero no se lo permitimos. Dejó el balde en el suelo y entonces el entendimiento apareció en su mirada. Luego vino el miedo, y el horror
Thomas se adelantó con una azada en sus manos. Caminaba lentamente, sin prisas.
-Lo siento muchacha-murmuró apesadumbrado, con la mirada velada por la culpa. En aquel tiempo Thomas todavía pedía perdón, todavía sentía algo de compasión, todavía...
La chica abrió mucho sus ojos, la mirada fija en la azada. Fue valiente. Luchó, derribó a varios con el balde, pero éramos demasiados, y el hambre era demasiado grande.
Por la noche, todos teníamos el estómago lleno. A algunos nos remordía la culpa. Aún hoy, pienso en las miradas que esa chica lanzaba. No había tristeza, no había comprensión, solo había odio y asco en esos ojos, demasiado odio, demasiada hambre.
Recuerdo que estaba en la plaza con el resto de la manada, recostado contra la pared de una casa, cuando un hombre se me acercó, llevando de la mano a un niño.
-¿A qué te supo?-preguntó. No necesité más para saber que era su padre.
Desearía poder decir que le contesté algo poético, algo así como: "a sueños rotos" o "a culpa". Pero todo lo que dije fue:
-A comida-
El hombre me miró largamente a los ojos, sin decir una palabra. Luego se dio la vuelta y se fue caminando, pero antes de irse y desaparecer, dijo lo suficientemente fuerte como para que todos en la plaza lo escuchásemos:
-¡Su nombre era Jane!-
Y se marchó.
Jane. La chica de mis pesadillas. Asesinada por el hambre.
Tanta hambre.

   



*Basado en hechos reales. *O*. Bueno, no del todo reales.

Hola a todos!, cómo les va?
Espero que les haya gustado el relato, no saben el tiempo que llevaba rondándome. Sobre el *, sí hubo canibalismo en Jamestown, efectivamente. Sí, una muchacha de 14 años fue víctima de canibalismo, pero como supondrán, no ocurrió exactamente de esa forma (o quizá sí?), y el nombre de la chica no se sabe, pero se le ha apodado Jane. Disculpad si hay algunas imprecisiones históricas, he tratado de que quedase aceptable en ese sentido, pero si hay una falta indignante por allí, decidmela en un comentario :)
Si os ha gustado dejad un comentario, y si no pues también que todo sirve para algo. Para los que les interesa todo eso de los colonos aquí os dejo un poco de información y un artículo sobre el tema:

*En el invierno de 1608 se produjo un incendio en la bodega de alimentos, además se construyó una capilla y un almacén. El siguiente invierno, una hambruna mató a 200 personas sobreviviendo sólo 60 colonos. Hasta 1610 el 80% de los colonos de Jamestown mueren, produciéndose casos de canibalismo entre los miembros de la colonia inglesa, como el caso de una niña de 14 años analizada en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian* De Wikipedia ;)

http://www.elperiodico.com/es/noticias/ciencia/primeros-colonos-ingleses-america-practicaron-canibalismo-2379753

Y eso, si queréis haceros seguidores del blog, pues por ahí está el gadget. No os olvidéis de comentar.
Saludos :D




1 comentario:

  1. Hooooooola hooola hooooooooola!! :3 ¿que tal? ¿bien? Mejor.

    Es que ya no se ni como saludar...xD bueno así soy yo, asi que...

    Los comentarios son para exponer tus opiniones ¿no? pues se ve que mi cabeza, tan ingeniosa ella, decide entretenerse con tonterias.

    Bueno, a lo que iba. Respecto al texto... *0* No me lo esperaba en absoluto, y eso es lo que le da el yugo a la historia.
    Cuando has empezado con lo de " era chica normal", o algo por el estilo... un momento, que hago un copia y pega.

    -->. En ese barco llegó ella. La chica. No era nada fuera de lo común. Otra hija de una familia obrera. Flacucha, con las piernas y los brazos huesudos y demasiado largos, el corto y descolorido pelo castaño claro cayéndole en desordenados mechones sobre la frente. Su rostro estaba sucio y pálido, de un color enfermizo y unas enormes ojeras que enmarcaban unos ojos marrón hundidos en el rostro. Nada especial. Precisamente porque era exactamente igual a todas las chicas que iban en aquellos barcos no la miré dos veces. Jamás supe su nombre, hasta aquel día.<---

    Pues cuando he leído esto (lo se es una tonteria volverlo a poner, ya que lo has escrito tu, pero así nos entendemos tu y yo ;) )
    Pues cuando lo he leído he pensado: "otra historia de amor!", pero he seguido leyendo, porque hasta la fecha aún nunca me has desepcionado -es un cumplido ¿eh? :)- y entonces he llegado al final y... *o* es que no hay como expresarlo aparte del *O*

    El hecho de que este basado en echos reales acaba por darle el toque magico. Al incluir el nombre "JANE" has echo la narración más personal, apartandote de la tipica "noticia" narrada con gracia literaria, y hacerla más texto de libro. Al contarlo en primera persona por ALGUIEN QUE NO FUERA LA PROTAGONISTA has incluido puntos extra a mi valoración...

    ¿ahora te voy a avaluar? es que ya no se. Me las doy aqui como si fuera la mejor y una experta en el tema... ^-^" ¡PERDÓN!
    Osea -un momento... eso del "osea" ha quedado un poco cursi y pijo ¿no? olvidemoslo :X- perdona por estar avaluandote cuando no se de qué hablo...

    Ale `pues, callo antes de cagarla más. Me gustan tus blogs,-tenia que decirlo- y creo que tienes una forma de narrar y de ser(por lo que dices, porque evidentemente no te conozco en persona :X y dudo que nos conozcamos:"(- me recuerdas un poco a mi. No soy tan buena como tu en lo que es escribir, y tu eres más valiente al abrir un blog, -dos en realidad- pero me recuerdas un poco a mi. Y esto me gusta, claro. Y por eso me caes bien.

    Yo iba a hablarte de esta entrada titulada "Jane" y no de otra titulada "mi vida y las razones por las que me caes bien como persona pese a vivir en la otra punta del oceano" xDD espero entretenerte un poco con este comentario. Al menos, esto si puedo hacerlo.

    Me callo que noto como por el portal de internet me llegan energías negativas tipo "cuando Fabianna lea esto se va a enfadar por las tonterias que pones"

    Adios, pues. Pero antes (lo se, pesadita pesadita soy yo, que no se calla ni debajo del agua) pedirte, como fan de tu fanfic-esto queda raro- que cuando puedas continues tu otra historia de los juegos del hambre!! Es que pronto tendré que volver a la escuela y no tendré tiempo de comentarte (lo se, te sentiras muy triste *vease sarcasmo*)

    Así que me despido, aunque dudo que pueda callarme nunca nadie, KATY GALLETAS-Galletas? este pseudonimo es de lo mas ridículo *-*" -

    ResponderEliminar

Cute Ghost Boo