martes, 17 de septiembre de 2013

I like your smile :)

Hola a todos!, he estado bastante ausente en este y mi otro blog, pero intentaré ir retomando las cosas. Hoy os traigo un pequeño (pequeñísimo) relato que encontré en un viejo cuaderno. No sé de cuándo será y la verdad no es gran cosa, pero quería compartirlo.

I like your smile

Me gusta verte sonreír. Es la luz que ilumina este lugar tan gris; es el alimento de mi corazón a falta del alimento para mi estómago; es una de las pocas razones que me convencen de seguir viviendo. Es increíble como, en medio de esta miseria, tú encuentras razones para sonreír.





domingo, 11 de agosto de 2013

Jane

Recuerdo cuando el barco llegó aquí. No era el primero, tampoco sería el último, pero lo recuerdo especialmente, porque ese día fue el día en que mi hermano regresó a casa después de tres días perdido en el bosque nevado. En ese barco llegó ella. La chica. No era nada fuera de lo común. Otra hija de una familia obrera. Flacucha, con las piernas y los brazos huesudos y demasiado largos, el corto y descolorido pelo castaño claro cayéndole en desordenados mechones sobre la frente. Su rostro estaba sucio y pálido, de un color enfermizo y unas enormes ojeras que enmarcaban unos ojos marrón hundidos en el rostro. Nada especial. Precisamente porque era exactamente igual a todas las chicas que iban en aquellos barcos no la miré dos veces. Jamás supe su nombre, hasta aquel día.
Recuerdo que sentí compasión por los tripulantes de aquel barco. Si esperaban una vida mejor que la que llevaban en Inglaterra, pues ya podían dar media vuelta e irse por dónde vinieron. Cuando los nuevos colonos bajaron del muelle, lo primero que hicieron fue detenerse al pie de la inestable pasarela de madera y observar con ansias aquel mundo nuevo, que como todos prometía mucho...otra cosa era que cumpliese sus promesas. Frente a ellos se alzaba Jamestown, un agrupamiento de edificaciones de madera húmeda rodeadas por una barrera de madera que si bien no era muy alta, bastaba para defendernos de los indios. Fuera del pequeño muro había unas cuantas granjas desperdigadas por las laderas y a su alrededor se extendía la costa, una intrincada maraña de oscuros bosques nevados e impresionantes peñascos. Sabía por los que habían venido antes, que no todos ellos eran granjeros, pero era fácil adivinar por sus ceños fruncidos que incluso aquellos acostumbrados a ciudades y chimeneas notaban lo difícil que sería cultivar siquiera una miserable verdura en aquella tierra dura y helada.
Acompañamos a los recién llegados al fuerte y les entregamos palas y azadones para trabajar la tierra. Le di un rastrillo a un niño escuálido que se aferraba a las piernas de su madre, no necesite más de un vistazo para saber que del siguiente invierno no pasaba.
El tiempo pasó, nuevos colonos siguieron llegando y apenas si era consciente de que ella existía. Un saludo aquí, una despedida allá. Me hubiese gustado conocerla más, pero todos teníamos cosas más importantes de las que preocuparnos. A pesar de todo, estoy seguro de haber sido siempre amable con ella, siempre.
Una noche, el invierno siguiente de la llegada de aquel barco, me desperté al escuchar que alguien aporreaba la puerta de nuestra pequeña casa. Aquello me sorprendió muchísimo. Nuestra casa se encontraba por fuera del muro, por lo que si ya era raro que alguien se tomase la molestia de venir a visitarnos, lo era aún más que lo hiciese en pleno invierno ya entrada la noche. Tan extrañado estaba que tardé unos cuantos minutos en ir a ver por la ventana. Ya habíamos tenido un ataque de los paspegh hace un año. Había que ser cuidadoso. Me asomé entra las cortinas. No pude ver mucho, pero me aseguré de que no eran indios, aquella silueta temblorosa y diminuta solo podía ser uno de los chicos de Jamestown. Le abrí la puerta, pero el muchacho no entró.
-¡La bodega!-lloriqueó-¡Se quema!, ¡la bodega se quema!
Desperté a mi madre a toda prisa y corrí  hacia la bodega. Sabía que no había nada que pudiese hacer, que si el fuego había bastado para enviar a ese chico fuera del muro, ya lo habíamos perdido todo. Pero tenía que hacer algo, tenía que correr, tenía que fingir que aún no era demasiado tarde.
Cuando llegué de la bodega no quedaban más que cenizas, toda nuestra comida, nuestro esfuerzo, ahora solo eran cenizas.
Recuerdo que entonces empezó el hambre.
Las cosechas se perdieron, el grano y la carne escaseaban. Para cuando llegó el siguiente invierno la comida solo era un lejano recuerdo. Comíamos lo que podíamos, primero fueron ratones y serpientes, luego los perros...
Llegó un punto que la desesperación era tan terrible, el hambre tan inmensa, que nos golpeábamos los unos a los otros solo por el derecho de mordisquear un pedazo de cuero. Siendo esa la situación, ¿quién podría culparnos por lo que pasó?.
El hambre ya se había llevado a familias enteras en unos pocos meses. Aquel día, salía caminar un poco. La nieve me quemaba los pies descalzos, pero no me molestaba, distraía mi mente del enorme vacío que sentía en mi estómago. Di un paseo por las callejuelas, rebuscando en busca de comida, lo que fuera. Tanta hambre...
Se formó un pequeño grupo en torno a mí, viejos rostros conocidos y demacrados, todos ellos en busca de algo que morder. Así era como cazábamos, en manada. Entonces escuchamos los pasos. Ni siquiera nos molestamos en escondernos. ¿Por qué hacerlo?
Por la esquina la vi aparecer. A ella. La chica. Me extrañó verla viva, después de todo no era alguien fuerte. Se veía exactamente igual que el resto. Apenas un montón de huesos cubierto de trapos.
No fue algo consciente, pero poco a poco comenzamos a rodearla. Ella, ocupada como estaba acarreando un balde de agua, que en ese punto era lo único que nos quedaba, no lo notó. No hasta que le cerramos el paso. Nos miró a todos, a todos y a cada uno de nosotros, sin comprender muy bien lo que ocurría. Intentó seguir avanzando, pero no se lo permitimos. Dejó el balde en el suelo y entonces el entendimiento apareció en su mirada. Luego vino el miedo, y el horror
Thomas se adelantó con una azada en sus manos. Caminaba lentamente, sin prisas.
-Lo siento muchacha-murmuró apesadumbrado, con la mirada velada por la culpa. En aquel tiempo Thomas todavía pedía perdón, todavía sentía algo de compasión, todavía...
La chica abrió mucho sus ojos, la mirada fija en la azada. Fue valiente. Luchó, derribó a varios con el balde, pero éramos demasiados, y el hambre era demasiado grande.
Por la noche, todos teníamos el estómago lleno. A algunos nos remordía la culpa. Aún hoy, pienso en las miradas que esa chica lanzaba. No había tristeza, no había comprensión, solo había odio y asco en esos ojos, demasiado odio, demasiada hambre.
Recuerdo que estaba en la plaza con el resto de la manada, recostado contra la pared de una casa, cuando un hombre se me acercó, llevando de la mano a un niño.
-¿A qué te supo?-preguntó. No necesité más para saber que era su padre.
Desearía poder decir que le contesté algo poético, algo así como: "a sueños rotos" o "a culpa". Pero todo lo que dije fue:
-A comida-
El hombre me miró largamente a los ojos, sin decir una palabra. Luego se dio la vuelta y se fue caminando, pero antes de irse y desaparecer, dijo lo suficientemente fuerte como para que todos en la plaza lo escuchásemos:
-¡Su nombre era Jane!-
Y se marchó.
Jane. La chica de mis pesadillas. Asesinada por el hambre.
Tanta hambre.

   



*Basado en hechos reales. *O*. Bueno, no del todo reales.

Hola a todos!, cómo les va?
Espero que les haya gustado el relato, no saben el tiempo que llevaba rondándome. Sobre el *, sí hubo canibalismo en Jamestown, efectivamente. Sí, una muchacha de 14 años fue víctima de canibalismo, pero como supondrán, no ocurrió exactamente de esa forma (o quizá sí?), y el nombre de la chica no se sabe, pero se le ha apodado Jane. Disculpad si hay algunas imprecisiones históricas, he tratado de que quedase aceptable en ese sentido, pero si hay una falta indignante por allí, decidmela en un comentario :)
Si os ha gustado dejad un comentario, y si no pues también que todo sirve para algo. Para los que les interesa todo eso de los colonos aquí os dejo un poco de información y un artículo sobre el tema:

*En el invierno de 1608 se produjo un incendio en la bodega de alimentos, además se construyó una capilla y un almacén. El siguiente invierno, una hambruna mató a 200 personas sobreviviendo sólo 60 colonos. Hasta 1610 el 80% de los colonos de Jamestown mueren, produciéndose casos de canibalismo entre los miembros de la colonia inglesa, como el caso de una niña de 14 años analizada en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian* De Wikipedia ;)

http://www.elperiodico.com/es/noticias/ciencia/primeros-colonos-ingleses-america-practicaron-canibalismo-2379753

Y eso, si queréis haceros seguidores del blog, pues por ahí está el gadget. No os olvidéis de comentar.
Saludos :D




sábado, 10 de agosto de 2013

La vida es sueño...

Esos momentos en los que todo es tan perfecto que parece un sueño
En que eres tan feliz
Que se te olvida que en algún momento hay que despertar
Ese instante en que te niegas a abrir los ojos
Porque despertar no vale la pena
Porque las cosas están mejor así
Porque eres tan feliz
Nadie quiere despertar
A la realidad que nos aguarda
Ese momento en que tienes todos lo que quieres
En que lo que pasaste para llegar ahí
Ya no es tan importante
En que se te olvida que así como hay sueños
También existen las pesadillas
Porque la vida es sueño
Y tarde o temprano
Tendrás que despertar

(Pero sabes qué?, me importa una mierda!, muy abiertos tendré los ojos, pero soñar es gratis y quizá algún día descubra que hay sueños que se hacen realidad)


sábado, 27 de julio de 2013


Hola a todos!, sé que he estado ausente, pero mi inspiración se ha ido sin avisar. Y con ese problema, no hay mucho que hacer la verdad. Pero el caso es que mientras busco ideas para el capítulo de mi otro blog En las Alas del Sinsajo (vamos, haced click en el nombre), se me ha ocurrido esto, por el momento es solo una especie de "sinopsis", pero estoy trabajando en el primer capítulo a ver si sale algo decente. Decidme que os parece en un comentario, ya sea que pensáis que tiene buena pinta, o que es una basura que va para el baúl de las historias olvidadas.



                     



Mi nombre es Justice. Bueno en realidad es algo así como un nombre "artístico", pero nadie le da demasiada importancia. Como dice mi nombre, yo hago justicia, yo soy la justicia. El caso es que la justicia no deja siempre a todos contentos. No es que me importe demasiado, tengo amigos poderosos, amigos que me protejen, amigos a los que mataría sin dudarlo si me ofrecen una protección mejor. Yo soy Justice, yo soy justicia, yo soy por así decirlo, la mano dura de la ley. Y cuando la justicia viene a por ti, no hay nada, nada que puedas hacer para escapar.
¿He sido clara?



lunes, 15 de julio de 2013

Sabemos que estamos terriblemente equivocadas, pero somos muy orgullosas para admitirlo. Y así son las cosas, y no haremos nada para cambiarlo.

sábado, 15 de junio de 2013

Latinoamérica

Hola a todos!
Hoy les quiero compartir un vídeo del grupo portorriqueño Calle 13. La canción se llama Latinoamérica, y en caso de que no lo hayan visto, se los quería mostrar, porque muestra todo lo que es Latinoamérica, su gente, su cultura...Espero que os guste y que dejéis vuestro comentario.



En la canción hay referentes a algunos hechos históricos tales como la Guerra de las Malvinas de Inglaterra contra Argentina; para quienes no lo saben, mientras esta guerra tenía lugar, se llevó a cabo un mundial de fútbol y en el partido entre Argentina e Inglaterra, el primero ganó, algo que comprenderán es más que una victoria deportiva. También se menciona la Operación Cóndor, que fue la operación clandestina llevada a cabo por los dictadores latinoamericanos de esa época y la CIA de E.E.U.U (entre los ´70 y los ´80 creo) para acabar con los opositores quienes fureon seguidos, vigilados, torturados y asesinados. Muchas de las víctimas de estas dictaduras siguen desparecidas, sus familias no pudieron enterrar los cuerpos, no pudieron despedirse, sencillamente se los llevaron, sin importarles lo que dejaban atrás, familias uruguayas, argentinas, chilenas, destrozadas por la pérdida de sus seres queridos.
Latinoamérica es un pueblo muy rico en sus costumbres y en su gente, mas los indígenas, quienes de hecho estaban aquí primero fueron exterminados en algunos países. Aquí en Chile, se les han quitado sus tierras y se les ha recluido a pequeños terrenos en el sur. Es triste que en una tierra tan rica como esta, se haya perdido el lazo con las raíces indígenas y es aún más triste que todo esto pase desapercibido.

No olvidéis comentar!





domingo, 9 de junio de 2013

Eh tú!


Eh Tú!

Eh tú!
Mira hacia acá
Mírame a mí
Mírame bien
Porque será la última vez que veas a alguien como yo
Mírame bien
Porque yo
No volveré a mirarte

sábado, 25 de mayo de 2013

Un videillo :)

Y hola de nuevo!, espero que no me hayáis echado de menos en estos...mmm...siete minutos que tardé en publicar esta entrada luego de la anterior :) Seré breve, me gustaría compartir con ustedes este videillo que hice yo con la ayuda de mi querídismo padre :D
Gozad del más puro arte cinematográfico (y dejadme un comentario)
Con ustedes...
(Redoble de tambores)

"El épico viaje de la oruguita"



"Nuestro Futuro"

(Este lo he hecho con un grupo de amiguillos muy chalados para la clase de tecnología, a la bruja de la profe no le ha gustado, pero vosotros sabréis apreciarlo ;) jeje)

























Os gusto?, eso espero. Dejad un comentario
Saludos =)

Daisy

Hola!, les traig un pequeño relato que escribía ya hace un tiempo. Espero que les guste y que dejéis vuestras opiniones en forma de comentarios. Os lo agradecería de corazón :)
Y ahora...Daisy




Daisy
                                       
       

Amaba a Daisy. La amaba. Pero claro que lo hacía, todos la amaban. Todos amaban a Daisy
Daisy Cleveland era una chica común, muy común. Y eso a ojos de todos la hacía perfecta; única e irremplazable. De pequeña, Daisy jugaba con sus muñecas, las vestía y cocinaba para ellas. Luego creció y vendió galletas para las exploradoras. Las muñecas fueron sustituidas por posters y discos. Como todas las chicas Daisy adoraba y se enamoraba del cantante pop del momento, para luego abandonarlo e ir a jurarle amor eterno a la próxima estrella juvenil. Daisy de maquillaba, se preocupaba de su aspecto y se pasaba horas en el tocador. Daisy era, una chica común. Con su pelo rubio, sorprendentemente liso y brillante, y tan corto que apenas si le llegaba a los hombros, su pequeño y delgado cuerpo que no pasaba del metro cincuenta, pero que con sus largas y blancas piernas le hacía parecer más alta; sus facciones  bonitas y su nariz respingada, todo en ella era digno de lo que se espera de una chica normal, una chica común
Pero en el vecindario la adoraban. La adoraban, porque todos los sábados, enfundada en una playera a rayas azules y blancas, con unos bermudas y sus desgastadas sandalias de tela, con su pelo cogido en dos diminutas coletas, Daisy salía de su casa, y tocaba todos los timbres, para darles a sus vecinos los buenos días.
Lo que nadie en el vecindario, ni siquiera sus padres, sabía; era que por las noches, las sandalias le cedían el lugar a unos impresionantes zapatos de tacón, los bermudas eran reemplazados por una minúscula minifalda negra, y la playera daba lugar a un ceñido y escotado top. Y entonces aparecía ella, la Daisy que iba con sombra de ojos y con un fuerte lápiz labial, la Daisy que saltaba de fiesta en fiesta, bebiendo, bailando, viviendo. Y por las mañanas, todo volvía  a la normalidad, y Daisy era otra chica, otra más del montón, una chica común
Él la conoció en la primera fiesta de verdad a la que iba. Se sentía desorientado, entre toda esa gente, sin saber muy bien qué hacer. Entonces la vio, la vio ahí, hermosa y despampanante, apenas si pudo creer que era ella. Entonces se le acercó, él le pregunto si quería bailar y ella le pidió cincuenta dólares, él creyó que eran prestados claro, ¿acaso había otra razón por la que querría cincuenta dólares?. Así que se los dio, le dio los cincuenta dólares y fueron a bailar, y bailaron y bailaron, y se besaron, y subieron al segundo piso, al lugar donde solo subían las parejas.
A la mañana siguiente, él despertó, sonriente, era sábado y la vería de nuevo. Pero cuando ella apareció en la puerta de su casa, con la misma playera, las mismas sandalias, las mismas bermudas, no hubo un solo gesto de reconocimiento para él, ni una sola mirada, ni un solo beso, ni un solo indicio de su noche juntos; solo un “buenos días”, común y corriente, como ella.
Para cuando entendió lo ocurrido, ya era demasiado tarde, ya estaba perdido, porque la amaba. Se había enamorado de ella. Amaba a Daisy, toda ella. Amaba a la Daisy que jugaba con muñecas, amaba a la Daisy que vendía galletas, amaba a la Daisy que idolatraba al ídolo pop que adoraba el resto. Amaba a la Daisy que todas las mañanas, de todos los sábados iba a darle los buenos días, a él, solo a él. Pero por sobre todo, amaba a la Daisy, que por las noches, cual vampiresa, bebía y vivía, a la Daisy rebelde y desatada, a la Daisy que desataba pasiones y rompía corazones. Esa era su Daisy, y por eso la amaba.
Por eso, todas las noches, salía de su hogar, vestido para una fiesta y con cincuenta dólares en el bolsillo, por eso todas las noches le “prestaba” cincuenta dólares, cada noche Daisy era suya, cada noche podía engañarse y creer que ella le amaba.
Hasta que llegó la noche, en que un individuo llevo más de cincuenta dólares, llegó la noche en que la arrancaron de sus brazos, ante las miradas atónitas y perplejas del resto.
A la mañana siguiente, un sábado, Daisy no salió a dar los buenos días. Esa mañana, Daisy no llegó a su hogar.
La encontraron muerta en un callejón, con un cuchillo enterrado en el pecho y una nota garabateada a prisa que decía “Un regalo de Jack el Destripador”. Estaba vestida con la playera, debajo de la cual estaba el top, aún llevaba la minifalda, sostenía los tacones en una mano y llevaba las sandalias a medio calzar. Todos se lamentaron y se preguntaron a que se debía aquella triste tragedia. Pero él fue el único que lloró.
Lloró porque la amaba, lloró, porque sabía que dentro de su bolso, debajo de los pañuelos, el maquillaje y las botellas, había una prueba de embarazo, que anunciaba como una sentencia fatal, el resultado Positivo.
¿Qué cómo lo sabía? Lo sabía porque la amaba, lo sabía porque había llegado primero, lo sabía porque Daisy no era la única que podía llevar una doble vida. Lo sabía, porque por supuesto, su nombre era Jack.




Y ese era el relato. Ojalá les haya gustado. No os olvidéis de dejar un comentario ;)
Saludos :D


Hola Gente!


        


Qué tal?, cómo les va? Soy Fox-Face y como habréis podido comprobar este blog es So So What?
Este blog no es de ningún tema en específico, publicaré relatos, vídeos, reseñas y eventos de mi vida que quiera compartir.
Por el momento, les informo de que tengo 14 años, nací en Barcelona, vivo en Chile y tengo un golden retriever HERMOSO llamado Lonco al que adoro con todo mi corazón. Soy tributo, nefilim, divergente y Slytherin  con orgullo. Me encanta leer, escribir, ver vídeos y correr.
Espero que si les gusta el blog, se hagan seguidores y comenten.
Saludos :D


Cute Ghost Boo